CAPÍTULO 76
ANTONELLA SALVATORE DE FERRER.
FELIZ PARA SIEMPRE.
Nos encontramos sobre la cama. Mi amor está a un lado de mi cuerpo; siento su miembro friccionado contra mí, embarrando su semen preseminal. Gimo:
—¡Ahhh!
Siento el frío en mi estómago; la respiración se me agita, producto de la excitación. Cierro los ojos cuando él recorre mi cuerpo con su mano y, al mismo tiempo, rueda a un lado la tela que cubre mi seno izquierdo. Su boca lo atrapa, succiona mi pezón y vuelvo a emitir otro sonido de placer:
—¡mmm!
Arqueo mi espalda, producto de la sensación que él causa. Su mano va soltando cada broche que le impide tener contacto con mi piel.
—Te ves preciosa con el conjunto, mi principessa, pero te ves más sin él —pronuncia en un hilo su voz.
No digo nada; solo quiero sentirlo y dejarme llevar por el placer.
Sube sobre mí, quedo atrapada entre sus dos piernas. Sus ojos brillan de perversidad. Nos miramos y yo pongo mi cara deseosa de él, incitándolo a más. Sus manos se posan a cada la