CAPÍTULO 39
ANTONELLA SALVATORE
¡Vamos a tener un bebé, un cachorrito!
La reacción de Emiliano me hace feliz, muy feliz, y no queda ninguna duda del hombre maravilloso que es. Algo que no pasó desapercibido de todo esto es que se liberaría del compromiso. Pienso preguntar, pero Emiliano se levanta como un resorte del sillón tomándome de la mano, haciéndome levantar también.
—Vamos, arréglate, que vamos a salir —Y ese arrebato de él me asusta y me emociona al mismo tiempo.
—¿A dónde vamos? —pregunto con duda—. Y el trabajo… no puedo dejarlo, tirar… —No me deja de hablar y él dice:
—El trabajo no importa ahora, recuerda que soy tu jefe —dice sonriente. Y me asombra.
—¡Bien! ¿A dónde me llevas? —pregunto sin poner trabas.
—Ya lo verás. —Terminamos de arreglarnos y salimos de la oficina.
Vamos camino a no sé dónde, pasaron quince minutos y estacionó en una clínica privada y costosa, lo miro incrédula.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunto mirando a él y a la clínica.
—Vamos a saber hoy mismo si a