Capítulo 7.

Anna: 

Aun seguía en sus brazos mientras que seguía llorando, no lo había hecho nunca en sus brazos, pero a pesar de todo, no siento consuelo alguno. 

—Suéltame Levi —susurré—, por favor. 

El me soltó lentamente, yo me aleje de el poco a poco. Luego limpie mi rostro. 

—Sal de la habitación, déjame sola. 

El solo me miraba, no dejaba de hacerlo. Luego salió de la habitación, yo solté todo el aire que tenía acumulado en mi pecho. Ya no quería seguir con esto, no lo quería, pero se que el no me dejara ir, al menos no ahora que su reputación esta un poco cuestionada por lo que pasó entre nosotros. 

Camine hacia la cama para acostarme en ella, me cubrí con las sábanas y tome una almohada para abrazarla. Poco a poco cerré los ojos, trataba de dormir pero no lograba hacerlo, de solo imaginar que el está tocando aquella mujer, me siento como una idiota. 

Tengo que sacarme este sentimiento del pecho, tengo que dejar de sentir cosas por el. 

Tengo que sacarme lo que siento por el. Porque no llegaremos a ningún lado, lo mejor será que siga siendo fuerte en esto. Debo mantenerme firme y renunciar a mis sentimientos, ya no puedo seguir sintiendo algo por el hombre que me desprecia. 

(...)

Al dia siguiente: 

Peinaba mi cabello, supe maquillarme las ojeras ya que no pude dormir muy bien anoche, incluso me duele un poco la cabeza por estar llorando durante casi toda la noche. Definitivamente soy patética, me siento estúpida llorando y sufriendo por un hombre que no me ama y que anoche me dejó claro que le doy asco. 

Jamás en mi vida me había sentido tan humillada, si tanto le doy asco, ¿Por que no me deja ir? Debería hacerlo, pero todo esto es un negocio, es obvio que, le importa su trono y corona. Nada más. 

La puerta de mi habitación fue abierta, una de las chicas del servicio entró con una bandeja en la mano. 

—Su desayuno. 

El tono que usó conmigo no me gusto, pero no estaba de humor para responder, ni siquiera tenía hambre, lo único que quería era dormir, no salir de aquí, pero hoy tengo mi primera salida con Levi como su esposa. 

Ella dejó la bandeja en la mesa y luego salió de la habitación. Honestamente me daba igual ahora que me dijeran, solo tengo que guardarme esto y ya. 

No decir nada más. 

Me hice una coleta, me coloque los aretes, ya tenía el traje listo para poder salir. Tome el bolso y metí el teléfono solamente, la señorita Julia me enseñó cómo debo combinar la ropa, como debo vestirme entre otras cosas, la verdad es que jamás pensé que me vestiría así, con prendas de marcas costosas, cuando me veo en el espejo, no logro identificar a quien estoy viendo, no parezco yo, si no otra persona, parezco una princesa y no alguien que estuvo limpiando pisos durante toda su vida. 

Baje hacia la sala a esperar a Levi. 

Jamás me iba a acostumbrar a las malas miradas que me dan todos aquí, me miran como si yo fuese una de las peores personas del mundo. 

Odio esto.

Tenía que mantenerme firme y mantener la compostura ante los demás, como una dama así como me dijo la señorita Julia. 

Levi venia bajando las escaleras, estaba arreglándose el saco. Cuando termino de bajar, me miró. Se quedó un poco estático al verme. 

—Hola Levi —lo salude. 

—Anna —saludo secamente—, si estás listas, podemos irnos. 

—¿Puedo saber a dónde vamos?

—Nos reuniremos con algunas personas para el desayuno, en la tarde veremos al presidente.

—¿Al presidente?

—Asi es, tengo que escuchar algunas propuestas, mejor no perdamos tiempo, quiero llegar a tiempo. 

Ambos salimos de la casa, el auto ya estaba listo junto con Frederick y toda la seguridad. Frederick es el jefe de seguridad Real, su padre trabajó para el Rey así que el siguió sus pasos y ahora trabaja para Levi que es el actual Rey de esta nación. 

La seguridad de Levi era mucha, habían autos desplegados por todos lados. Si el no fuese Rey, diría que es mafioso. 

Moví mi pierna con nerviosismo, esta era mi primera salida como la esposa de Levi, tenía que hacer un buen trabajo para no hacerlo quedar mal a el. No puedo cometer un error. 

El auto se condujo hasta una especie de hotel que se veía lujoso. Afuera también estaban algunas personas de la prensa, no quería salir pero no había de otra. 

Levi bajo, luego lo hice yo. Me tense cuando su mano fue puesta en mi cintura, había olvidado que el solo me trataría bien ante los demas, asi que no puedo hacerme ilusiones con respecto a eso. 

El y yo caminamos hacia adentro del hotel, la seguridad nos resguardo hasta entrar al mismo, las personas me miraban a mi, no a el, cosa que me incomodaba mucho. Seguimos caminando hacia el área del restaurante, las puertas se abrieron, vi que un área del restaurante estaba sola, supongo que es para la reunión que ellos harán. 

—Su majestad, que honor tenerlo aquí —un hombre llegó hacia el y estrecho la mano de Levi—, que gusto conocer a su esposa. 

—Ella es Anna Newt, mi esposa. 

—Un gusto —el extendió su mano hacia mi—, Franklin Dolleman. 

—El gusto es mío señor Dolleman. 

—Pasemos a la mesa, ordene comida si no le molesta. 

—Para nada —respondió Levi. 

Caminamos hacia una de las mesas, Levi sacó la silla para que yo me sentara y así lo hice. Luego el se sento a mi lado, es sorprendente como el sabe disimular muy bien para tratarme, quien lo diria. 

Es tonto. 

Pero así es esto lamentablemente. Un negocio por así decirlo.

Ellos comenzaron una conversación sobre negocios y balances, no entendía nada. Yo solo me quede en silencio mientras ellos hablaban sus cosas de negocios, políticas entre otras cosas. Luego el desayuno llego, yo comencé a comer y ellos seguían en lo suyo. 

Yo solo quiero irme de aquí. 

(...)

Más tarde: 

Ahora íbamos a reunirnos con el presidente, esta reunión me emocionaba un poco, ya que el presidente de Austria es una de las personas mas importantes del País. Yo vote por el cuando llego su campaña, la verdad es un hombre con propuestas muy buenas, además de apuesto, porque si lo es. 

Ambos caminamos, hacia adentro de la casa presidencial en donde el vivía, este lugar era hermoso y grande, pero claro, no tan grande como el palacio, claro está. 

La seguridad del presidente nos recibió, al parecer a Levi no le agrada eso, ya que el es el Rey de esta nación y lo reciben como si fuese alguien común. 

—Su majestad, lamento que lo hayan recibido así, pero la seguridad es un poco estricta, que gusto verlo —estrecho la mano de Levi. 

Gideon Neumann, el presidente de Austria. 

Un hombre de la misma altura de Levi, quizá un poco menos. Rubio, ojos claros y con un porte bastante intimidante, debo decir que es mucho más apuesto que en la televisión o en los periódicos. 

—No se preocupe. 

—Pasemos por favor. 

Caminamos hacia la enorme sala de reuniones, dentro de ella habían algunas personas, reconocí a algunas de ellas por las fotos que me mostró la señorita Julia, incluso algunos de ellos venían con sus esposas. 

Ellas me miraron, supongo que por el morbo de conocer a la esposa de Levi Newt, algunas de ellas me miraban con recelo, otras con curiosidad y pocas, con algo de rabia. Cosa que entendí perfectamente, que no era del todo bienvenida aquí. 

Quería que Levi les dijera que no miraran asi, pero sabía que el no iba a defenderme de nadie. 

El soltó mi mano y me dejo parada en medio de la sala, detrás de mi se quedo un chico de seguridad por órdenes de Frederick ya que el debía estar pegado a Levi mientras se movía. 

Me sentía bastante fuera de lugar aquí. 

—Hola —mire a la mujer frente a mi—. Soy Fiorella, la esposa del secretario de estado. 

—Anna Newt —estreche su mano. 

—Es un gusto al fin conocer en persona a la esposa de su majestad, estuve presente en su boda, es una lastima que no haya habido recepción, lucía usted muy linda en ese vestido. 

—Gracias, con respecto a la recepción, no hubo porque no lo quise —contesté con amabilidad—, estaba un poco indispuesta, pero cuando sea la ocasión, haré una y será invitada. 

—Que linda —sonrió. 

Yo le sonreí, se notaba el enorme esfuerzo que hacía para ser amable conmigo, pero se le estaba saliendo el veneno mientras hablaba conmigo. Espero que ninguna de ellas me hable de ese modo, se que no tengo que dejarme, pero tampoco quiero hacer quedar mal a Levi, muchos dirán que no tengo modales. 

Ella solo se retiró, rectificando lo que estaba pensando, seguramente lo hizo para verme más de cerca, cosa que me parece estúpido. 

—Disculpe. 

Frente a mi estaba el presidente. 

—Señor Presidente. 

—Disculpe que no me presente antes —sonrió—, Gideon Neumann para servirle. 

—Anna Newt —estreche su mano.

—Un placer conocerla señora Newt. 

—El placer es todo mío Señor Presidente —sonreí un poco.

—No pude ir a su boda, pero vi las fotos y con todo respeto, déjeme decirle que usted es muy hermosa. 

—Gracias. 

—Espero que aquí se sienta cómoda, a veces las cosas de política son demasiado aburridas —el rió un poco al igual que yo.

—No entiendo nada de política, pero hago el esfuerzo de aprender, créame que aprendo muy rápido.

—Oh, eso es realmente interesante, ¿sabe? Hablaba con su majestad sobre expandir la cultura de Austria a otros países y... 

De pronto, Levi estaba parado a mi lado, rodeo su brazo en mi cintura para pegarme a el, parecía molesto. 

—Disculpe que interrumpa su conversación pero necesito hablar con mi esposa. 

—No se preocupe su majestad —Gideon me sonrio—, estaba hablando con ella, dejeme decirle que su esposa es encantadora, fue un gusto hablar brevemente con usted señora Newt. 

—Lo mismo digo señor Presidente. 

El me dio un asentimiento para después retirarse, yo estaba tratando de soltarme del agarre de Levi pero era imposible, el tenía demasiada fuerza. 

¿Que demonios le pasa? 

(...) 

Iba subiendo las escaleras para ir hacia mi habitación, estaba realmente agotada, queria quitarme los zapatos y acostarme a dormir. 

Tampoco estaba tolerando el mal genio de Levi, se la paso todo el camino refunfuñando, no entendía su mal genio. Cuando entre a la habitación el entró detrás de mi.

—¿Seguirás ignorandome?

—Quieres pelear conmigo —dejé el bolso en la mesa y me quite los zapatos—, llevas toda la tarde quejándote de no se que, no te entiendo. 

—Bien sabes de que hablo Anna.

—No soy adivina Levi —estaba quitándome los aretes—, si hablas claro quizá pueda entenderte. 

—Estabas hablando muy a gusto con Gideon Neumann.

—¿Estas molesto por eso? —lo mire— El estaba siendo amable conmigo, solo eso. 

—Amable mis huevos —masculló. 

—No lo comprendo —me acerque a el—, el fue amable conmigo, mucho más amable de lo que han sido todas las personas conmigo en este corto tiempo que llevo siendo tu esposa. 

—Si claro. 

—Me da igual si no me crees —le dije, luego camine hacia el closet.

—No te quiero cerca de el —lo sentí detrás de mi—, no quiero que hables con nadie que no sea yo o Frederick, ¿lo comprendes?

—¿Y quien eres tu para prohibirme tal cosa? —me voltee. 

—Tu esposo. 

—Si claro, un esposo que me aborrece, ¿se te olvido? Que anoche me dejaste en claro que me odias... Así que no tienes ningún maldito derecho sobre mi ¿esta claro?

—Eres mi esposa —masculló—, me debes respeto.

—¿Y tu si puedes meter a una mujer en el palacio? —me reí— Por favor Levi, no seas patetico... Me hablas de respeto cuando tu ni quieras me das mi lugar.

—No..

—No lo merezco, ¿no es así? Porque tu amas a Cassandra, eso lo comprendo, pero al menos merezco un poco de respeto, porque te guste o no, soy tu esposa, y por si lo olvidaste, tu me obligaste a casarme contigo.

Lo hice a un lado, iba a meterme al baño pero el me tomo el brazo y me pego a la puerta del baño. 

—Déjame, no quiero que me toques —le dije.

—¿Ah si? —me tomo del mentón— Entonces, ¿Por qué estás jadeando? —nos miramos— se nota a leguas que estas loca por mi. 

—Si, lo estoy... Pero así como estoy loca por ti, puedo dejar de estarlo —dije firme, trataba de que mi voz no sonara temblorosa—, tu estas matando lo que siento por ti. 

—No debes Anna, no debes amarme cuando sigo amando a..

—A una mujer que no está —susurre—, pero no te juzgo, su amor fue más grande que cualquier cosa, yo fui testigo de ello durante mucho tiempo —sonreí—, me queda mas que claro que solo fui una cama y un par de piernas para ti. 

El se apartó de mi, su rostro tenía una expresión que no supe identificar, luego salió de mi habitación hecho una furia, me felicité de manera interna por no haber caído ante su cercanía, es mejor, que nos mantengamos alejados uno del otro. 

Seguir fingiendo ante los demás que somos un matrimonio que se quiere. 

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