NARRADORA
Sus manos y brazos en carne viva de las quemaduras, a pesar de su poder de hielo, pero no soltaba a su cachorra.
Levantó la mirada para encontrarse con los ojos cansados, llorosos pero felices y aliviados de su hembra.
— Lo lograste amor, eres la mejor, lo lograste – le susurró con su pecho apretado y lleno de tantas emociones complejas e increíbles.
Enseguida que las leonas se pudieron acercar, tomaron el control.
Controlaron el sangramiento, cortaron el cordón y limpiaron a la bebé para mostrársela a la madre.
Se la dieron en los brazos a Cedrick que la tomó con miedo de hacerle daño, a esa cosita tan pequeña y la llevó para acostarla sobre el pecho de Raven que lloraba a moco tendido al ver a su pequeña.
Cedrick las abrazó a las dos con suavidad, agradecido con la Diosa por este regalo, era el hombre más feliz del mundo.
— Solo nos falta nuestro pequeño Druida, me tiene loco preguntando por su hermana. Cuando limpien y te sientas mejor, lo dejamos pasar.
Cedrick le sonrió