VINCENT
Dejamos de besarnos profundamente y se separa para girarse.
— ¿Así?— me pregunta con esa voz para pollas que sabe que me enloquece.
— Pega tus piernas princesita – ordeno ronco en su oído mientras hundo mi nariz en su cabello rojo húmedo y olfateo profundamente su dulce olor.
Mis caninos salen sin control a la vez que mordisqueo su hombro, la lamo y beso el lateral de su cuello.
Mi mano va delante a toquetear y apretar sus grandes senos que me encantan, a pellizcar uno de sus rozados pezones que muero por meterme en la boca y chupar.
Gime y empina las duras nalgas estimulando mi miembro.
Esta hermosa mujer está hecha para pecar por cada centímetro de su lujurioso cuerpo.
Agarro mi polla que late furiosa con venas a punto de reventar y la cuelo entre la suave piel de sus muslos pegados.
— Mmm… joder qué rico… sshhh…
Me recibe la resbalosa humedad de su tierno coño que destila todo su deseo y facilita la fricción entre nuestros genitales.
No puedo evitar menear mis caderas en un