NARRADORA
— Por la Diosa, lo mejor hubiese sido que Dalila estuviese aquí – Cedrick se arrepentía de no haber traído también en este viaje a esa señora cascarrabias, pero salva vidas.
Tenía miles de preguntas y cuestionaba todo impulsado por el miedo.
Sentir a Raven sufrir hacía que su corazón se apretara, daría lo que fuese por ser él quien sufriera en su lugar.
— No se preocupe su majestad, soy una partera experimentada, he traído a todos los leones del clan al mundo. Tampoco dará tiempo de llamar a su maga
Una vieja leona, de carácter gentil y pelo blanco, le dijo tranquilizándolo.
— Usted, puede esperar afuera…
— ¡No, no, me quedaré aquí con ella, no me alejaré de mi mujer!
Cedrick le rugió y se subió a la cama para apoyarse al respaldar y apoyar a Raven sobre su pecho.
Con un paño en la mano le secaba la frente y acariciaba su vientre con la otra, susurrándole a su pequeña, para que ayudara en su nacimiento.
— Reina…— la matrona nunca había hecho un parto con un macho presente.