UNOS MESES DESPUÉS…
NARRADORA
— ¿En serio? Nunca se me hubiese ocurrido combinar esos dos hechizos, de verdad eres un genio – Aaron elogió a Aidan sin poderlo evitar.
Ya no tenía nada más que enseñarle a este discípulo suyo de magia y el maestro, se convirtió en el alumno.
— No me asombra, él no es un hombre al que se le ocurren muchas cosas nuevas – “lo cual agradece mi vieja cadera” pensó Dalila con sarcasmo.
— Y entonces pequeña hechicera, ¿de lo único que hablan ustedes todo el día es de magia?
Le preguntó en voz baja a Isabella, que se puso más roja que un tomate.
Habían ido a saludar a sus mayores, a los maestros de hechicería del príncipe en el Santuario, pero esta viejita le hacía cada pregunta capciosa, que la tenía de puntillas sobre un campo minado.
— No, no, hablamos de todo, Aidan y yo somos almas gemelas – le dijo saliéndose por la tangente y tomando la taza humeante de la mesita.
— Mm así que almas gemelas ¿Cuándo piensan encargar un cachorro? Te puedo explicar cómo es