NARRADORA
Hakon no entendía por qué su Luna lo había hecho llevarla, en medio de la madrugada, a la isla donde estaban los portales.
Anastasia se mostraba juguetona y risueña.
— Ven, no seas cobarde, vamos
Lo miró con fuego en sus ojos de esmeralda y comenzó a correr como una chiquilla internándose en el bosque, levantando una estela de luciérnagas a su paso.
Hakon sonrió y la persiguió, la seguiría sin cuestionamientos hasta el fin del mundo.
Anastasia lo llevó hasta la oscura cueva y se internaron por los pasillos en penumbras hasta el portal que llevaba al Continente de la Hechicería.
— Ana, ¿qué haces?
Hakon la miró estupefacto cuando comenzó a desvestirse.
— Escuché que los hombres de invierno se asientan en estas montañas nevadas remotas, aquí no hay peligro, ¿no quieres explorar?
Y Hakon la vio convertirse en una hermosa loba Beta que se acercó a él.
Se agachó y le acarició la nariz y las orejas, abrazándola contra su pecho y hundiendo su cabeza en el suave cuello peludo de s