NARRADORA
Acercó su nariz y la olfateó profundamente, excitantemente sofocado con el calor abrazador que desprendía la Centuria.
— Ssshhh Ana maldici0n, córrete en mi boca, hazlo mi hembra, no te contengas… Mmmm… dámelo todo nena…
Y con la misma abrió la boca llena de dientes afilados, sacó la larga lengua de lobo y la metió en ese apretado horno hasta el fondo, chupando y mamando con ganas, como un muerto de sed en el desierto.
— Aaah … Alfa… Mmmm… — el cerebro de Anastasia ya no coordinaba y hacía cortocircuito.
Apoyó la mano en la piedra del fondo de la cascada para estabilizarse, la otra retorciendo sus pezones endurecidos, su espalda arqueada y sus muslos abiertos de par en par mientras era devorada.
Las garras del Alfa se clavaban en sus caderas y las nalgas separadas al límite, mientras la Beta era saqueada y comida como un rico manjar.
Sin poderlo evitar, comenzó a menearse desesperada sobre los labios de Hakon, rozando constantemente su sensible vulva con los afilados caninos