NARRADORA
¡Pft!
— ¡Sacerdotisa! – Anastasia, que estaba asistiéndola, se asustó al ver cómo escupió sangre por la boca.
Raven también se llevó la mano a su vientre, con una sensación punzante, rara y dolorosa.
— Rápi… do Anastasia, no pode… mos perder tiem…po… — Anastasia la apoyó por la espalda, limpiando los restos de sangre de su boca.
Tenía los ojos nublados y todo el cuerpo sudando a raudales del esfuerzo.
— ¡¿Qué puedo hacer?! ¿Qué sucede? ¿Su lobo la atacó?, ¡¿cómo pudo ponerse así?! – le hizo miles de preguntas muy preocupada.
Su sacerdotisa era su pilar, lo único que les quedaba de esperanza, la última que conocía de su glorioso pasado y secretos de la raza.
— Tranquila, tranquila, tráeme mi libro de runas y hechizos, ¡rápido y reúne a todas! – le indicó recomponiéndose un poco luego de beber un brebaje de yerbas y dándole golpecitos en su mano para reconfortarla.
Anastasia salió corriendo a cumplir sus órdenes. Era algo así como la Beta de la manada, la que dirigía hasta que