Capítulo 83: Ella no es mi hija.

El Beta gruñó, con la respiración entrecortada, sin bajar la mirada. Sus patas se clavaron en la tierra, el aire se cargó de tensión.

«No puedo enfrentarlo… me mataría si lo hago…es mucho más fuerte que yo…», se dijo Beta Walter. Hablando con su lobo. «Pero no puedo dejar que mate a mi hermana…»

El Alfa rugió otra vez, más fuerte y el eco resonó entre los árboles.

Walter bajó la cabeza un segundo, su mirada cambió, respiró hondo…

Y fingió rendirse.

«Está bien… lo haré bien…», se dijo.

Corrió hacia Malahia, que yacía jadeante. Se acercó a ella, sus colmillos brillaron bajo la luna, y con un solo movimiento…

¡CRACK!

¡Rompió el collar!

El metal cayó al suelo, brilló una última vez… y se apagó. El aire se volvió más ligero. La niebla desapareció poco a poco, disipándose como humo.

Beta Walter empujó el colgante roto hacia las patas del Alfa.

El Alfa Raymond lo observó, en silencio, sus ojos verdes analizaban todo, su respiración aún era pesada, alerta.

—Alfa… —g
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