Capítulo 30
Amelia se preparo para la fiesta, estaba muy nerviosa. Larios le había obsequiado un hermoso vestido color esmeralda, y aunque se miraba en el espejo intentando convencerse de que todo estaria, la ansiedad no la abandonaba.
Fingía que su nerviosismo era por la velada, después de todo, alfas de todas las manadas estarían presentes, y las probabilidades de que alguien la reconociera eran altas. Pero en el fondo, sabía que su angustia y preocupación tenía otro origen.
El sueño. Ese maldito sueño erótico que la perseguía desde hacía días. Lobos. Un hombre sombra. El deseo inquebrantable que aún sentía en la piel.
Cada vez que lo recordaba, la calidez peligrosa de aquella sombra, su cuerpo hervía por el deseo. Tal vez estaba enloqueciendo, pero la conexión que había experimentado era tan real, tan intensa, que le resultaba imposible seguír creyendo que solo era un sueño.
Larios entró en la habitación, sacándola de sus pensamientos al escuchar la puerta. El Alfa de Nocturna, so