CAPÍTULO 50

Al día siguiente Luciana no tenía ánimos de levantarse, Santiago la había dejado sin fuerzas, no sabía cómo es que ese hombre era tan fogoso. Luego de la tan satisfecha y excitante, se dieron un baño, justo después de salir y mudarse, Emily había entrando a la habitación, ella se encargó de hacer que su padre las llevara al cine y luego a comer, en la noche Luciana le había dado un baño a la niña y luego le había leído un cuento hasta que se quedó dormida. Santiago la había sacado casi arrastras de la habitación.

—Te deseo — le había dicho y le había hecho el amor durante horas, y justo ahora estaba frente a ella, recién bañado y con un traje hecho justamente a la medida se veía más que perfecto.

—No es justo que te veas también — Santiago se giró con una sonrisa en el rostro al oírla.

—Yo soy perfecto de cualquier forma — Luciana sonrió aún con los ojos medio cerrados.

—Engreído.

—¿No piensas levantarte para desayunar conmigo? — Luciana se tapó hasta la cabeza con la cobija.

—N
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