Entre risas, Ethan le reclamó a su hermano por lo que había hecho.
—La has asustado como no tienes idea—. Lo reprendió.
—Ya te pedí perdón. Te dije que no sabía que estabas viviendo con una chica en el extranjero cuando se supone que te han enviado a estudiar no a casarte.
—Eso te lo voy a explicar después. Pero, prométeme que papá y mamá no se van a enterar de nada.
—Si me das una buena explicación, no te delatare.
—¿Qué mejor explicación quieres? Te he dicho que la amo a ella y por eso estamos viviendo juntos.
—Pero tú ya tienes elegida a la que en el futuro será tu esposa.
—No la conozco y tampoco la quiero conocer.
—Cierto, no recordaba que en aquella ocasión, en tu lugar me presenté yo ante la familia presidencial.
Ambos sonrieron. Chocaron sus manos en complicidad e hicieron todo lo posible para que Aleyda volviera a la realidad.
—Cariño, ¿ya te sientes mejor?—. Preguntó cuando ella abrió los ojos y se sentó de golpe.
—Dime que todo ha sido un sueño.
—Amor, ya te había dicho an