En esta ocasión no sucedió como suele pasar en otras relaciones. Isabel sabía que su suegra la odiaba y cuando los descubrió, la amenazó de muerte.
Incluso le ofreció una extraordinaria cantidad de dinero para que se fuera de la vida de Cristian.
Isabel no le hizo caso a su suegra. Pero tampoco se lo comentó a Cristian, y quizá, ese haya sido uno de sus más grande errores.
Sentados en aquella banqueta, en donde un día grabaron sus nombres y prometieron que nunca se separarían… que su amor nunca acabaría. Justo allí, ahora mismo han decidido reconciliarse.
Según ellos, todo lo hacen por el bien de su hijo.
—Gracias por siempre hablarle bien de mí, a pesar de que yo fui un estúpido contigo.
—La verdad es que no sé ni siquiera porque lo hice, quizá en nuestro destino ya estaba escrito que nos volveríamos a encontrar.
Hablaron por un rato más. Casi aclararon todas sus dudas, excepto algunos asuntos muy privados por parte de Isabel.
Cuando le dieron la noticia a Gabriel, él se puso muy f