Gabriel se soltó en llanto. Cristian lo abrazó y le pidió que le contara lo que sucedía.
Y es que, Isabel tiene un novio, pero no se lo ha dicho a Cristian. Su hijo si lo sabe, pero también se lo ha ocultado a su padre.
Esa era su urgencia para que ambos se encontraran, ya que no quiere que el otro hombre se case con su madre y pase a convertirse en su padrastro.
—Papá, ve a salvar a mi mamá. Su novio la está golpeando nuevamente—. Suplicó con desesperación.
—¿Dónde está ella?
Preguntó. Sin pedir más detalles.
Su corazón latía a mil. También sus ansias de ver sangre lo hicieron manejar como loco a casa de Isabel.
Por suerte, Gabriel siempre mantenía una llave de repuesto con él y con ella pudo entrar Cristian sin hacer escándalo para que el agresor no se diera a la fuga.
Cuando venía de camino llamó a la policía para que ellos llegaran antes y evitar una desgracia. Su viaje tardaría al menos treinta minutos a alta velocidad, sin embargo; el oficial que lo atendió dijo que ellos no