Tres días más tarde…
—Señor, la señora Valentina dejó olvidado este sobre, la última vez que la trasladé a determinado lugar. Eso fue antes de que ella se hiciera daño. —habló el chofer.
Javier frunció el ceño.
—¿A dónde llevaste a mi esposa sin hacérmelo saber a mí?
—La llevé al mismo hospital donde la señorita Mariela estaba internada cuando se cayó de las escaleras. La señora Valentina me pidió que no se lo dijera, discúlpeme, jefe. Si quiere despedirme, estoy a sus órdenes.
—Esta vez te la perdono, pero que no se vuelva a repetir, recuerda que el jefe soy yo y no ella—. Le aclaró.
El chofer se retiró después de haberle entregado aquel sobre que en efecto, Valentina había olvidado en el asiento del auto y él lo había guardado para devolverlo y hasta ese momento lo recordó. En realidad, ese hombre sentía pena por el trato que Valentina recibía por parte de Javier. En algún momento él se ofreció a ayudarla a salir de allí, pero ella no lo aceptó por temor a las represalias que Jav