Eliam se dio prisa para llegar pronto a la casa de su amada y su hijo. El pequeño Dennis aún no estaba enterado de la visita que estaba a punto de hacer acto de presencia, su felicidad fue muy grande desde el momento en que lo vio entrar.
Corrió hasta él y lo abrazó, llenó de felicidad y su padre lo tomó en brazos, rebosando de orgullo por la réplica suya que su amada le ha dado.
―Mi hijo se parece mucho a mí, incluso me he dado cuenta de que hasta mi carácter heredó. ―Le susurró al oído a la chica.
―Es un niño muy activo y lleno de vida. Por desgracia se parece mucho a ti— expresó con desprecio. — Ah, y tú no lo has visto cuando está molesto, me hace recordar los días amargos que viví a tu lado cuando ni siquiera me volteabas a ver y lanzabas a la basura la comida cuando te la arreglaba para que te fueras a la empresa. ―Recordó amargamente.
―Lo lamento, cariño, nos casamos en circunstancias no muy buenas y eso me hizo reaccionar de tal manera. Muy tarde me di cuenta de que eras la mu