El niño se separó un poco de su madre porque se ha molestado. Se le ha metido en la cabeza que quiere un hermano y no está acostumbrado a que lo pide le sea negado. Anastasia aprovechó la oportunidad de que estaban solo ellos, se acercó al hombre que yace acostado en la camilla.
―Sé que es un poco idiota lo que te voy a pedir, imbécil. Pero, por favor levántate de esa cama, mi hijo te extraña mucho y me duele verlo así.
Sé que no somos los mismos de antes y jamás lo seremos, pero por favor, despierta y haz feliz al niño con tu presencia.
Estoy dispuesta a sacrificarme con tal de que él sea feliz, no debiste aparecer, pero ahora ya sucedió y no hay marcha atrás.
Por favor despierta, yo… yo también te extraño, no solo nuestro hijo.
Suplicó entre susurros para que su hijo no escuchara. Ella finalmente le ha confesado que le hace falta su compañía en su vida. Ella está segura de que ahora las cosas ya son distintas, cada uno tomó diferentes caminos y han madurado a su manera, por ende, pu