Horas después…
Madre e hijo sostienen una conversación mientras el padre está sentado en el sofá leyendo el periódico. De pronto se escucha unos suaves toques en la puerta, el padre abre creyendo que se trata de una enfermera.
―¡Buenos días, señorita! ¿Qué se le ofrece? ―preguntó el señor al ver que detrás de la puerta se encuentra una adorable chica y un pequeño que hasta el momento no cae en cuenta que es su nieto.
―Eh, señor. Lamento si molesto al estar aquí, soy la encargada de cuidar a este pequeño y me ha pedido que lo traiga a este número de habitación porque se le ha metido en la cabeza que quiere ver a su amigo para saludarlo. Perdone que seamos tan atrevidos y llegar sin ser sus conocidos o familia, solo estoy complaciendo al bebé. ―Habló la niñera que cuida del pequeño Dennis.
―¿Amigo? ¿Te refieres a mi hijo?
Preguntó el señor.
―No lo sé, supongo que sí. Dejemos que el niño entre y lo reconozca, de lo contrario, nos marcharemos—. ―Pidió la chica y enseguida el señor se hizo