Capítulo 117. Vamos por ella.
Dominic
El viento cortante y la nieve helada me golpean en la cara mientras corro en la motonieve, mi respiración jadeante como un animal acorralado cuando llego y justo el vehículo se apaga.
Me bajo, mis botas se hunden en la nieve, y camino hacia la estación. Veo la nieve rosada, la sangre ha empapado el suelo, veo a hombres caídos en el camino y me doy cuenta de que todo se reduce a una carrera contra el tiempo, y este está en mi contra.
Veo a varios de mis hombres heridos, sin fuerzas, a punto de desfallecer, y esa escena no hace más que confirmar lo que ya sabía: la guerra no ha hecho más que comenzar. Hay jeeps dispersos, algunos con los motores apagados, otros estacionados en línea, listos para huir.
La estación en sí parece una extensión del caos que me persigue. El aire está saturado con el olor metálico de la muerte. Ningún refugio es seguro.
Pero no es el lugar lo que me preocupa. Es lo que está por venir, lo que me aguarda, lo que me consume. Trina. ¿Dónde está ella? ¿Cóm