Capítulo 116. Rendijas y balas.
La tensión se siente en el aire, cargada de promesas de violencia. Yo los observo, respirando lentamente para calmar el torrente de ira y ansiedad que recorre mis venas. No puedo equivocarme, no esta vez.
—Una de dos, Dominic —musita Andru detrás de mí—. O los atacamos ahora, o los usamos para seguirnos a donde se oculta Seamus.
El plan de Andru resuena en mi mente como una melodía desafinada. Usarlos podría ser nuestra mejor opción, pero también es un riesgo, un juego peligroso. Podemos dejarnos a atrapar y eso nos llevará directamente a Seamus, pero si decidimos atacar, el caos se desatará y no habrá vuelta atrás.
Mi mente da vueltas, los segundos se sienten como horas. Entonces, una risa estridente me saca de mis pensamientos. Es mi tío Salvatore.
—Te voy a ver arder, sobrino —dice en voz alta mientras toma una copa de vino y la alza como si celebrara una victoria que aún no ha logrado. Mi rabia crece, pero también una fría determinación.
No más dudas.
—Atacar —ordené en un susurro