Cap.96. El talón de Aquiles de Alexandros Kouros.
Narrador omnisciente:
Dentro de la cabina de la camioneta en la que viajaba con Alexandros, Marina temblaba; y tenía los nudillos tan blancos que parecían de mármol. Pues Alexandros no dejaba de decirle cosas hirientes y llevaba más de veinte minutos contándole sobre lo patética que ella le parecía.
—¿De verdad pensaste que podías engañarme? —murmuró, sin siquiera mirarla—. Únicamente fuiste una herramienta útil… y desechable. El día que entraste a mi vida solo vi la oportunidad de utilizarte para deshacerme de Vittorio. Nada más.
Marina tragó saliva, sintiendo la humillación arderle bajo la piel.
—¿Y ella… qué es para ti? —se atrevió a preguntar, con la voz hecha añicos.
Alexandros dejó escapar una risa seca.
—Maite, es todo lo que tú no has sido ni serás. Ella me hizo sentirlo todo: la calma, el deseo, la culpa, el miedo a perder. Contigo, jamás sentí nada que no fuera fastidio.
Se inclinó apenas, como si confiara un secreto.
—Aquel día, cuando creíste engañarme obligándola a ir