Cap.97. El peligro eres tú.
Narrador omnisciente:
Alexandros la observó, profundamente respirando.
—Llévense a esa escoria lejos de aquí.
Los guardias arrastraron a Yannis.
Maite alzó la vista. —Pensé… pensé que no vendrías —susurró.
Él rozó su mejilla con los dedos manchados de polvo de pólvora. —Siempre vendré. Recuérdalo eres mi vida, y sin ti sería un cascarón vacío.
En el pent‑house.
—¡MAMÁ! —gritaron los niños, apenas Maite cruzó el umbral de la puerta.
Gianna y Gael se estrellaron contra su falda como si pretendieran soldarse a ella.
Maite los alzó cuanto pudo, sollozando sobre sus cabecitas; luego extendió un brazo para abarcar también a Damián.
Damián agarró el rostro cansado y ojeroso de su hija, acariciando sus mejillas, mientras sus propias lágrimas se derramaban.
—Perdóname, hija. No sabía que Marina podía imitarte. Me dejé engañar por ella y no sé por cuanto tiempo —murmuró el padre con la voz cansada—. Si tan solo… me hubiera dado cuenta antes, quizás no habrías sufrido tanto, hasta dudé cuando