Cap. 116. Solo por ellos.
Narrador omnisciente:
Apenas habían transcurrido dos horas desde la intervención cuando Gianna y Gael fueron trasladados a una habitación privada.
Sentada entre las dos camillas, Maite, los observaba en completo mutismo, con los ojos enrojecidos y el alma desgarrada. Ambos niños dormían profundamente, aún sedados, con los rostros pálidos y los labios apagados. Aunque los médicos habían asegurado que estaban fuera de peligro, el solo hecho de haberlos visto tambalearse al borde de la muerte la tenía devastada.
Maite sollozaba con angustia, como si intentara mantener su entereza solo por respeto a la quietud de ese cuarto. Pero por dentro, estaba hecha trizas, ya que su cuerpo temblaba, y su mente repasaba, una y otra vez, todo lo que podría haber salido mal.
Fue entonces cuando Alexandros, que no se había despegado de la puerta desde que entraron, se acercó lentamente. La abrazó por la espalda, impulsado por el miedo.
Apretó los dientes, esperando que ella lo apartara, que lo rechaz