CAPÍTULO 33 – La Marca del Destino
La noche de la celebración aún permanecía fresca en la memoria de todos cuando el amanecer trajo consigo una calma engañosa. En toda la comunidad Rukawe solo se hablaba de una cosa: la transformación de Kerana. Un milagro. Una amenaza. Un anuncio.
Ni Arasy ni Iker ni sus hijos mostraron sorpresa alguna. Cada uno de ellos, en silencio, había esperado ese momento desde que Kerana llegó. La tensión en sus corazones no venía por la aparición del poder, sino por lo que ese poder inevitablemente traería consigo.
Porque la transformación solo confirmaba lo que ya todos intuían: la manada que había masacrado a los Shade la había perseguido precisamente por esa habilidad. Kerana no era un objetivo al azar. Era la heredera de un don que no debía existir. Y ahora, en la comunidad Rukawe, convivían dos lobas capaces de transformarse. Dos raras excepciones en quinientos años.
Y dos amenazas para cualquier enemigo que supiera lo que esto significaba.
Pero también