CAPÍTULO 15 — Promesas que no se hicieron
Los tres días de aislamiento terminaron más rápido de lo que Tao imaginó. No había encontrado paz en las montañas ni claridad en la soledad. Sus pensamientos siempre volvían a ella. A la desconocida. A Kerana.
Su padre creía que mantenerlo lejos serviría para que la obsesión se desvaneciera. Pero fue al revés.
Tao regresó a la comunidad con pasos decididos, aunque su mirada revelaba la batalla interna que lo acompañaba. Quería ver a Kerana. Asegurarse de que estaba bien. Escuchar su risa nerviosa, esa que le hacía sentir algo tan nuevo como peligroso.
Apenas cruzó la entrada, una figura salió a su encuentro.
— Tao, ¡volviste!
Lucy. Su sonrisa era amplia, aunque había dureza en sus ojos.
Él intentó ser cordial.
— Hola, Lucy. ¿Cómo has estado?
— Bien, bien… —respondió ella, aunque la palabra sonó tensa.
Tao asintió y se dispuso a seguir su camino, pero Lucy le sujetó el brazo.
— Espera. Quiero hablar contigo.
Él cerró los ojos un segundo antes