CAPÍTULO 16 — En la mente equivocada
La primera luz del amanecer se filtró entre las copas de los árboles, las labores debían reanudarse, y con ellas, las responsabilidades que cada uno tenía asignadas.
Ese día, el patrullaje de los límites recaía sobre los dos hermanos Tupã y Tao. Justo la combinación perfecta para el conflicto.
Tupã salió de su cabaña con paso firme, decidido a no pensar demasiado en lo que sentía por Kerana. Pero apenas puso un pie en el sendero principal, la vio.
Y no estaba sola.
Tao se encontraba frente a ella, hablando en voz baja. Él se movía con una naturalidad confiada, como si la cercanía con Kerana le perteneciera por derecho.
Tupã se detuvo. Los celos le treparon por el pecho como una garra ardiente.
Observó cómo Tao sonreía —esa sonrisa tranquila que pocas veces mostraba— y Kerana le devolvía el gesto, tímida pero cómoda. Como si él fuera un refugio.
Como si tuviera un lugar que Tupã aún no lograba conquistar.
Algo dentro de él se tensó.
Respiró hondo, t