LUCCA ANDREOTTI
Alexa y yo habíamos acordado vernos esa mañana para empezar con los detalles del acuerdo y alrededor de las once, ya me encontraba ansioso esperándola y mirando hacia la puerta cada vez que escuchaba algún ruido hasta que finalmente ella apareció.
Alexa traía puesto un vestido blanco que le llegaba justo por debajo de las rodillas junto a una gabardina larga; su cabello se encontraba suelto y caí desordenado sobre sus hombros dándole ese aire relajado y sofisticado que la caracterizaba.
Había encontrado este establecimiento en línea y me había parecido perfecto; se trataba de una propiedad algo apartada del centro de