Dos familias llenas de poder y riqueza Dos familias que siempre estuvieron en contra Y dos herederos que no saben perder Alexandra Pemberton nunca ha recibido un No por respuesta y no existe nada ni nadie a quien ella no pueda doblegar Lucca Andreotti siempre tuvo el mundo a sus pies, nunca nadie se atrevió a enfrentarlo y esta vez no sería diferente Pero… ¿Qué sucede cuando el dinero y la belleza no son las armas adecuadas? ¿Qué sucede cuando tu enemigo utiliza tus mismas estrategias? Poder, riqueza, belleza y deseo Armas muy poderosas y peligrosas en las manos equivocadas Así que te pregunto… ¿Te unirás al juego?
Leer másALEXANDRA PEMBERTON
La noche anterior había sido un completo caos y no lograba recordar mucho después de del sexto vaso de whisky; pero sin duda alguna había sido una noche espectacular, aunque el dolor de cabeza sí que estaba matándome.
La noche anterior se había llevado a cabo la fiesta de máscaras de Londres en el hotel Empire y sin duda había sido una noche increíble; en un inicio no había pensado asistir, pero ahora no me arrepentía de haberlo hecho.
Cuando llegué, atraje la mirada de todos en el lugar y no era para menos; el vestido que llevaba era corto de un color dorado brillante que evocaba el oro y mi antifaz lleno de pedrería combinaba a la perfección dándome un aire de diosa y eso era justo lo que yo era, nadie podía atreverse a negarlo.
Para el mundo entero, Alexandra Pemberton era inalcanzable, no solo era multimillonaria, sino que además de poder y riqueza, contaba con una belleza extraordinaria que había heredado de mi madre, así que el título de diosa o reina iba a la perfección conmigo.
Desperté con lentitud y me di cuenta que me encontraba en una habitación del hotel, pero no estaba sola, sobre la cama se encontraba mi último desliz, cuyo nombre no lograba recordar, pero tampoco me importaba mucho; él ya había cumplido con su cometido y me había hecho pasarla realmente bien anoche.
Tomé mi ropa y me vestí lo más rápido que pude sin hacer mucho ruido, recogí mi bolso del suelo y salí de la habitación con dirección al ascensor; una vez ahí, comencé a revisar mi celular y caí en cuenta que era sumamente tarde.
Quedaba una hora antes de la reunión y mi padre me asesinaría si no estaba en la empresa para entonces, así que en verdad tenía que darme prisa; llegué hasta el estacionamiento y busqué las llaves de mi auto en el bolso, una vez que las encontré, subí y me puse en marcha con dirección a mi casa.
Después de casi quince minutos por fin llegué a mi destino, el gran edificio Pemberton en el centro de Londres; salí del auto y le di las llaves al valet; el edificio había sido diseñado por mi familia así que mi padre y yo vivíamos en los últimos tres pisos, sin embargo, era muy extraño que los dos nos encontráramos al mismo tiempo en casa.
Cuando mi madre murió, mi padre volcó su vida en el trabajo y no podía culparlo, haberla perdido fue muy duro para él, pero ese suceso también me cambió la vida; mi padre no tenía suficiente tiempo para mí o tal vez le dolía demasiado por lo mucho que yo me parecía a mi madre, por lo cual terminó inscribiéndome en un internado en Suiza.
Pasaba todo el año encerrada en ese internado y solo regresaba a casa para navidad, pero durante esas épocas, mi padre intentaba concentrarse en mí y me demostraba cuánto me amaba; después fui a la universidad y como era la tradición en mi familia, estudié arquitectura y negocios internacionales graduándome con honores y en mucho menos tiempo que otros estudiantes.
Mi familia era dueña de diversos negocios alrededor del mundo, pero todo había iniciado con la construcción y el diseño; mi tatarabuelo había fundado una pequeña empresa que fue creciendo con el pasar de los años y justo ahora éramos una de las familias más poderosas del mundo.
Mi bisabuelo llevó a la empresa a la expansión internacional y mi abuelo comenzó a comprar otras empresas y negocios al mismo tiempo que continuaba el crecimiento de nuestras constructoras; mi padre hizo lo mismo y yo esperaba continuar con su legado.
Llegué a mi dormitorio, me desnudé y entré a la ducha, lo mejor hubiera sido tomar un baño largo y relajante para que mis músculos adoloridos pudieran recomponerse, pero no había tiempo para eso, así que simplemente lavé mi cabello y procuré quitar de mi cuerpo todo rastro de la noche anterior.
Cuando terminé de bañarme me coloqué un traje color rosa palo y una blusa elegante, además de unos tacones color piel; tomé la secadora y sequé mi cabello alisándolo para después arreglarlo en una cola alta que estilizaba mi rostro; dejé todo en el baño y me senté frente al tocador para comenzar a maquillarme de manera sutil, aunque asegurándome de ocultar muy bien las leves manchas que se habían formado bajo mis ojos a causa de la falta de sueño.
Necesitaba con urgencia un café y algo para desayunar, así que bajé a la cocina en busca de algo que pudiera comer en el camino, además de una aspirina para mi dolor de cabeza; saludé a la cocinera y a la mucama que se encontraba ahí y después de tomar la pastilla y coger una barra de granola, regresé por el bolso donde había colocado mis pertenencias personales y me marché.
Quedaban menos de treinta minutos para la reunión, así que me apresuré para llegar al edificio de la empresa donde mi padre debía estar esperándome, conduje a gran velocidad y diez minutos después, por fin llegué al edificio.
Guardé el auto en el estacionamiento y subí por el ascensor hasta el último piso, prácticamente corrí hacia la oficina de mi padre, pero antes de entrar, acomodé nuevamente mi ropa y respiré un par de veces para tranquilizarme.
Arthur Pemberton era un hombre duro y serio; en los negocios era un ser despiadado que no temía acabar con quien se atravesara en su camino, pero conmigo era muy diferente; mi padre era exigente y deseaba la perfección, pero me amaba más que a cualquiera en el mundo y nunca me había negado nada; algún día yo ocuparía su lugar e iba a demostrarle de lo que era capaz.
En el tiempo que quedaba, mi padre me habló más acerca del negocio de los hoteles Golden; al parecer, obtenerlo era sumamente importante y podía entender el porqué; el contrato era por la construcción de más de diez hoteles alrededor del mundo y por lo que sabía de los hoteles Golden, eran lugares magníficos y sus dueños no escatimaban en gastos a la hora de construirlos.
Si conseguíamos ese negocio, superaríamos por mucho a la familia Andreotti y personalmente, me gustaría ser la causante de que eso sucediera; como había dicho mi padre, ambas familias habían estado enfrentadas durante demasiado tiempo y ya había llegado la hora de que alguno consiguiera la victoria y esos debíamos ser nosotros.
A las diez de la mañana ya me encontraba impaciente por la reunión y al parecer, nuestro invitado especial llegaría tarde, aunque eso no me sorprendía, después de todo, se trataba de un Andreotti y ellos eran lo peor en este mundo.
Nunca había visto el rostro del hijo de Francesco Andreotti y no me interesaba en lo absoluto, pero si conocía algunas cosas sobre él; sabía que había estudiado en escuelas de prestigio y que había asistido a una de las mejores universidades de Italia; por lo que se decía, era un hombre inteligente, pero esa inteligencia se veía empañada por todo lo demás y constantemente tenía que ser salvado por su padre.
La puerta sonó de pronto y la secretaria de mi padre entró a la oficina dándonos aviso de que nuestro invitado había llegado y sin perder un segundo más me coloqué al lado de mi padre y respiré un par de veces para mantener la compostura; el joven al que esperábamos no tardó mucho en entrar a la oficina, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, no pude evitar congelarme.
ALEXANDRA PEMBERTON Pasó un día, luego otro y otro, pero el dolor no se desvanecía; cada noche el insomnio me atacaba y las lágrimas volvían a empañar mis ojos, no me sentía mejor y era incapaz de sonreír; Noah se quedó a mi lado todo el tiempo, consolándome e intentando que sonriera, pero nada funcionaba, porque no solo tenía el corazón roto, era como si todo mi cuerpo me doliera.Después de una semana, decidí regresar al trabajo en un intento de mantener mi mente ocupada, pero me sentía vacía y todos podían notarlo; casi no comía y lo que llegaba a comer me producía tanto asco que terminaba vomitándolo; estaba agotada tanto física como emocionalmente y ya no podía resistir más, pero cuando me desmayé frente a Noah, eso lo alarmó tanto que inclusive yo comenc&eacut
LUCCA ANDREOTTILas cosas pueden cambiar mucho en tan solo un segundo, como si la primavera simplemente se hubiera convertido en invierno en una noche; hasta hace unas horas yo era feliz y tenía mis decisiones claras, se suponía que buscaría la manera de permanecer en Londres y estar con Alexandra, eso era lo que deseaba hacer, pero ahora había mucho más en juego y mis deseos pasaban a segundo plano.Mi padre estaba enfermoMi padre corría riesgo de morirMi padre me había pedido ayudaTenía que tomar una decisiónMi amor por Alexandra o mi familia y nuestro imperioNo había más opciones, no había salidas fáciles ni tenía mucho tiempo para pensar, necesitaba tomar una decisión pronto porque mi familia lo necesitaba, pero… ¿Qué podía hacer?Amaba a Alexa con todo mi s
LUCCA ANDREOTTIPasaron un par de días y las cosas no mejoraban; nuestros abogados junto a los de la familia Pemberton habían conseguido acallar los rumores y aunque seguíamos en el ojo público, el escándalo y el caos habían disminuido.Mi padre, pues él seguía furioso, aunque ahora no me lo decía de frente y en lugar de eso solo me ignoraba lo cual se sentía mucho peor, pero al mismo tiempo me preocupaba porque sentía que estaba escondiéndome algo y su silencio no ayudaba; mi madre también estaba distante y pensativa, pero igual que mi padre, no decía nada al respecto y eso me estaba volviendo loco, ¿Qué diablos estaba sucediendo?Durante estos días me mantuve alejado de Alexa, pero mi madre me entregó mi celular poco después de mi discusión con mi padre así que habíamos estado c
LUCCA ANDREOTTI No podía sacar a Alexa de mis pensamientos, era como una droga para mí y cada vez que su imagen aparecía en mi mente, automáticamente sonreía; pasar todo un día con ella fue lo mejor del mundo y renovó todas mis energías.Pero en cuanto el día llegó, también lo hicieron los problemas; nuevamente había rumores sobre Alexa y yo, nuevamente las personas hablaban del romance secreto entre los herederos de las familias que se odiaban, nuevamente se había desatado el caos.¿Qué las personas no tenían nada mejor que hacer que hablar de nosotros?¿Por qué no podían dejarnos en paz?Desde que las noticias empezaron a mencionar mi nombre, mi padre me quitó el celular y me dejó encerrado en el hotel para según él, evitar que siguiera complicándole
ALEXANDRA PEMBERTON Después de salir de la ópera, Lucca me compró uno de esos globos llenos de luces y tomamos asiento en una de las bancas de un parque cercano para conversar un poco más antes de que cada uno tomara un rumbo diferente.Estuve hablando con mi madre… - comenzó a decir con algo de duda – Quería saber exactamente porque mi familia y la tuya se odiaban…¿No te contaron la historia?Sí… bueno… sabes que la relación con mi padre no es muy cordial; siempre me repitió que ustedes eran nuestros enemigos y creo que me contó la historia a grandes rasgos cuando era niño, pero necesitaba saber un poco más¿Y qué te dijo tu madre?Comencé a relatarle lo que mi madre me había contado y aunque al inicio la historia parecía s
ALEXANDRA PEMBERTON Me levanté muy temprano por la mañana y me preparé para salir a desayunar con Lucca, ya habían pasado un par de días desde que se enviaron las propuestas para el negocio de los hoteles Golden, así que mis preocupaciones habían disminuido, así como mi carga de trabajo por lo que justo ahora me sentía más relajada y feliz.Lucca y yo pasaríamos el día entero juntos, desayunaríamos en un hermoso restaurante, iríamos a una galería de arte que tenía una exposición que nos interesaba ver y por la noche, asistiríamos a la ópera del Royal Ballet para ver una de las obras más emblemáticas de la historia, “El lago de los cisnes”.Estaba emocionada, incluso más que eso; no podía esperar para ver a Lucca y desde que mis ojos se abrieron, una sonrisa hab
Último capítulo