IVORY:
Marina me miró con compasión y cautela, mientras sus manos firmes se ocupaban de preparar una infusión para calmar mis nervios. Sabía que las palabras que estaban a punto de salir no serían fáciles de escuchar, pero era mejor que ella conociera toda la verdad.—Esta vez no lo sé, Ivory —confesó Marina—. A veces parece cuerda y otras, muy extraña. Ven, como sabía que vendrías (Amelie me avisó), les preparé la crema preferida de Ilán.Ivory se sentó en la cocina, agradecida por el refugio que le ofrecía Marina. El aroma familiar de la crema favorita de Ilán la envolvió, trayéndole un momento de calma en medio de la tormenta.—Nana, no sé qué pensar —confesó Ivory, su voz apenas un susurro—. Cada vez que creo que hemos superado las trampas de Amaya, aparece a