Capítulo 104.

POV Nicolás.

La rabia me comía vivo. No era solo por no encontrar a Mila esa madrugada, ni por el coche volcado o el cuerpo de Javier hecho pedazos en la oscuridad. Era por las mentiras, las traiciones que se habían acumulado como veneno en mis venas. Esa mañana supe que Lola era la siguiente. No más esperas. No iba a dejar que siguiera jugando desde mi propia casa.

Fui directo. Sin protocolos, sin fiscalía. Solo instinto: romperla hasta que escupiera dónde estaba Mila, si había avisado a Javier, si había vendido datos o planeado todo. La encontré en el salón, fingiendo calma, tocando un vaso de agua. Su sonrisa se congeló cuando me vio.

—No me mientas más —dije.

Ella se levantó, intentando parecer ofendida. No funcionó. Los hombres la rodearon. Di la orden: llévenla. La empujaron al pasillo. Vi el miedo real en sus ojos, no el fingido.

El sótano olía a humedad y metal. Paredes de hormigón crudo, una bombilla colgando, mesa metálica y silla atornillada al piso. Sin ventanas. Privacida
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