Mi corazón se detiene por un momento, —¿Javier está bien? —Pregunto frenéticamente mientras Sebastian y yo subimos al auto. La mirada que me da ya me dice toda la respuesta que necesito saber.
Se sube al asiento del conductor e inmediatamente comienza a conducir. Su conducción es imprudente y rápida y si yo no estuviera ya preocupado con pensamientos sobre Javier, habría estado temiendo por mi vida.
Digo una oración en silencio a la diosa de la luna, con la esperanza de que lo que sea que sucedió no sea una amenaza para la vida. Aunque el viaje de regreso a casa fue rápido, me pareció una eternidad.
Finalmente nos detenemos frente a la casa y el auto no se detiene por completo antes de que salte del auto y comience a correr hacia la casa.
Abro l