Vanessa dormía tranquila...
Despertó sobresaltada. No por una pesadilla. Sino por una idea.
Algo se activó dentro de ella como una chispa en una habitación oscura. No había sido un mal sueño, ni un ruido. Fue la certeza repentina de que estaba completamente sola… y que eso era culpa de Julian.
Se quedó unos segundos mirando el techo, con la respiración desordenada y una sensación incómoda ardiéndole en el pecho. Se tocó el vientre, lento, casi con repulsión. El embarazo avanzaba. Ya no podía disimularlo, ni siquiera frente al espejo. Su cuerpo cambiaba, pero nada a su alrededor parecía moverse con ella. Marcus la ignoraba. Julian no respondía. Y el mundo seguía girando como si ella no existiera.
Él