Mundo ficciónIniciar sesiónEl auto avanzó por las avenidas de Nueva York con un sigilo extraño, como si la ciudad entera hubiera bajado el volumen para escuchar la respiración contenida de los cuatro ocupantes. Kira tenía las manos sobre el vientre mientras observaba por la ventana con una atención desbordada, como si cualquier sombra pudiera convertirse en un rostro, en un arma, en un mensaje. Damian dormía en el asiento trasero, ajeno al mundo, con esa paz que solo los bebés poseen. Luka miraba las calles con una mezcla de emoción y confusión; él había visto al hombre en el restaurante y había notado el nerviosismo de Julian, pero era demasiado pequeño para comprender que aquel día había marcado el inicio de algo mucho más grande.
Julian conducía con la mandíbula apretada. Cada músculo de sus braz







