Mundo ficciónIniciar sesiónLos días siguientes fueron suaves, por primera vez sin ruido oculto. No perfectos: había calor excesivo, horarios alterados, cansancio, pañales, llamadas de Nueva York recordando que la vida seguía. Pero suaves. Cuando el viaje de regreso se acercó, no hubo dramatismo, solo claridad.
En la mañana de la partida, Ahmed los acompañó hasta el patio de entrada. No habían uniformes ni comitivas. Solo él, vestido sencillo, el sol aún tímido, la arena moviéndose baja.
Damian estaba en el fular contra el pecho de Kira. Luka llevaba en la mano su camello de madera. Las gemelas lo rodeaban, haciéndole preguntas sobre Nueva York: si de verdad había nieve, si los edificios tocaban el cielo, si se podía ver el mar desde todas partes. La esposa de Ahmed sostuvo l







