El aire de la tarde estaba cargado, pesado, como si las paredes mismas del hospital hubieran absorbido la tensión de los últimos días. Julian salió por una de las puertas laterales buscando un respiro. Llevaba demasiadas horas entre médicos, pasillos y el sonido constante de monitores. Necesitaba aire fresco, aunque fuese contaminado por el humo de los coches que pasaban cerca de la entrada.
Se apoyó contra una de las columnas, cerrando los ojos un momento. Imágenes se agolpaban en su mente: Kira tendida en la cama, débil pero luchando; Luka, con su sonrisa nerviosa que intentaba disimular miedo; los informes de Amhed que aún esperaba. Todo caía sobre sus hombros como una losa, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentir el cansancio.