Mundo ficciónIniciar sesiónElla volvió la vista hacia él. Hubo un instante en que pareció que iba a decir algo duro, pero no lo hizo. Suspiró.
—No quiero que te pierdas nada, Julian —admitió, en voz baja—. Ni de Damian. Ni de… ella.
Su mano, casi instintiva, se posó sobre su vientre.
Los ojos de Julian siguieron ese movimiento como si fuera un imán.
—Estaba pensando en eso —dijo—. En ella. En su cuarto.
El comentario la tomó por sorpresa.
—¿Su cuarto?
Él asintió, respirando hondo.







