Mundo ficciónIniciar sesión—Está muerto, señor — Gianluca escucha la confirmación de Paolo sin saber cómo sentirse, observa con fijeza el mar a través del gran ventanal. Hace frío y el día es tan sombrío como el estado de su alma.
Gianluca tiene la sensación de que todo le ha dejado de interesar, nada más le importa, salvo el hecho de que su madre al menos sienta un poco de paz y sosiego.
—Madre, nadie puede detener el destino — concluye Gianluca, acercándose y deteniéndose frente a ella. Se inclina, toma sus manos entre las suyas y besa el dorso de estas.
—Los designios de Dios son inescrutables, hijo m&iac







