Rocco se encuentra de pie, recostado contra el marco de la puerta de la sala de baño, observa la cama en medio de la habitación, frente al ventanal abierto de la terraza.
Se muere de ganas por fumar, por pegarle un tiro en la frente a Matteo y por sacar a su madre de su vida. Tres opciones, tres consecuencias, ninguna elección.
— ¿Qué va a pasar con nosotros? — Caterina se encuentra sentada sobre la cama, con las manos tensas a cada lado de esta, observando el cielo y el mar, que después de la llovizna de la mañana, se despejó enseguida.
— ¿A qué te refieres? — La voz de Rocco es ronca, a pesar de que no está fumando, tiene la sensación de que el humo se desliza por su garganta.
— Soy una Caligiuri y no me digas que nunca he vivido con ellos, porque estoy segura de que solo por el hecho de que mi madre sea una de ellos, estoy condenada a serlo