Mundo ficciónIniciar sesiónPhoenix permaneció allí, abrazada al cuerpo sin vida, ahora frío como la brisa del atardecer. Sus cabellos, antes negros, estaban casi completamente blancos. Sus manos temblaban, y dentro de su pecho, solo quedaba un vacío —un hueco que ninguna magia podría llenar. Lloró. Por primera vez en mucho tiempo, lloró hasta que el mundo a su alrededor volvió a quedar en silencio.
Con esfuerzo, Phoenix se levantó, el cuerpo frágil, los cabellos blancos ondeando. Sus ojos, ahora opacos, se fijaron en Arabella. Caminó hacia la muralla, lista para enfrentar a la princesa del Este y proteger el futuro que él había soñado para ellos.
Arabella, la princesa del Este, ajustaba su arco con una flecha envenenada con acónito y Noctivermis. La venganza de Arabella estaba a un disparo de completarse, pero Phoenix, consumida por la furia y el luto, no sen







