Noelia
El sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, dibujando patrones dorados sobre las sábanas. Me quedé inmóvil, contemplando el techo mientras los recuerdos de la noche anterior inundaban mi mente. Aidan y yo habíamos estado tan cerca... demasiado cerca. Cerré los ojos, intentando alejar la sensación de su aliento sobre mi piel, pero era inútil. Cada vez que intentaba olvidarlo, su presencia se volvía más intensa en mi memoria.
Me levanté de la cama con determinación. Hoy sería diferente. Hoy mantendría la distancia que tanto necesitaba para pensar con claridad.
El espejo me devolvió la imagen de una mujer que apenas reconocía. Mis ojos brillaban con una intensidad nueva, mis mejillas tenían un rubor permanente que no recordaba haber tenido antes. ¿Era esto lo que significaba estar cerca de un Alfa? ¿O simplemente era el efecto que Aidan tenía sobre mí?
—Solo es atracción física —me dije en voz alta, como si pronunciar las palabras pudiera convertirlas en verdad—. Nada má