—Esto que diré,no debe salir de esta oficina. ¿Correcto?.
Alessandro asintió no estando muy seguro de lo que Ian Spencer le diría.
Ian tomó una profunda respiración y luego se tocó el puente de la nariz con mal humor.
—La mujer con la que me casé no es Francesca.
—¿Qué?.
Alessandro alzó la voz al mismo tiempo que se levantaba de su lugar con sorpresa.
—¡Si,maldición! La suplanté,me casé con una sustituta.
El italiano se quedó callado por unos minutos tratando de analizar la situación tan descabellada que su “enemigo” le estaba confesando. No podía ser que ese imbecil estuviese tan loco como para hacer algo así.
—¿Por qué harías algo así?.
Ian se quedó callado un par de segundos y luego se giró para responderle a los ojos.
—Hombres como nosotros solo tenemos de valor nuestra reputación,¿Acaso crees que quiero que eso acabe?.
En eso tenía razón,no había forma de que él quisiera perder su reputación,así que com