-Señor, el edificio está vigilado por más de cincuenta hombres, hay muchos que están armados, las cosas se pueden poner bastante pesadas si un tipo de estos logra ver a alguno de ustedes dos, podríamos sacarlo de aquí en uno de los autos blindados, pero sería muy arriesgado, usted sabe que estamos para lo que necesite.
-No me puedo quedar acá, así que arregle todo para que yo salga, dijo Omar mirando a Marian.
Armando se despidió de Marian muy cordialmente.
-Señor, lo espero en el estacionamiento, dijo Armando saliendo del apartamento.
-¿Qué vas a hacer, no escuchaste que es peligroso que nos vean?
-Yo no te voy a hacer sentir incomoda con mi presencia aquí Marian, solo este apartamento tengo en este edificio, así que no pasa nada, la camioneta es blindada, no pasará nada, aparte no me van a ver.
-No, no vas a salir de aquí, estás loco, por favor, quédate, no me perdonaría que te pasara algo por mi culpa, ya veremos cómo solucionamos esto, pero no te vayas por favor Omar.
-Estás segura Marian, no quiero que te sientas obligada.
-Por favor Omar.
El feliz hombre llamó a Armando y le dijo que no se iría, para todos fue un respiro, porque se armaría un problema bastante gigantesco, entre los hombres de Landon y la escolta de Omar Vitale.
-Iré a tomar una ducha, creo que ya es necesario, dijo Marian.
-No te preocupes me quedaré acá en la cocina, tenía algunas reuniones ayer y no sé que hizo Naty para excusarme, debo ponerme a trabajar en eso, dijo Omar sin saber que decir, era sábado y definitivamente no llamaría a nadie para coordinar las reuniones, eso era algo que Naty de seguro ya había solucionado, él solamente quería que Marian supiera que él no entraría a la habitación mientras que ella estuviera ahí.
-Claro, gracias.
Marian entró a la habitación, cerró con la puerta e hizo lo mismo con la puerta de la ducha, sentía algo de nerviosismo, pero en sus adentros volvía a confiar en Omar.
Tomó un short, una camiseta y ropa intima, había de todo, un cepillo de dientes, artículos para el cabello, loción, hasta joyería, de todo había en aquellas bolsas.
Se dio una ducha rápidamente, con un short color negro y una camiseta en tono gris, tomó unas pantuflas de Omar, no deseaba ponerse tenis, salió a la sala en donde estaba Omar con la mirada perdida, ella con el cabello mojado salió.
-Gracias, todo me ha quedado perfecto, la loción que me han traído es la que uso siempre, gracias por prestar atención a ese pequeño detalle; solo he tenido problemas con las pantuflas, me han quedado gigantes, dijo ella riendo.
-Que mal, ese detalle se me ha pasado, pero no pasa nada, te presto las mías, puedes usarlas cuanto desees, dijo Omar mirando a la hermosa chica que tenía en frente.
-Creo que te excediste con las compras, no necesitaba tanto, la joyería era completamente innecesaria, ¿diamantes, rubíes, esmeraldas, en serio Omar? Es un gasto innecesario, no necesito nada de eso.
-Solo quería que te sintieras como en tu casa.
-No, lo que menos deseo es sentirme como en la casa de Landon, yo no necesito nada de esto, solo una buena compañía, un café y porque no, un pastel de chocolate; dijo la chica mirando la reacción de Omar, quien estaba encantado escuchándola.
-Bueno, lo de la película y el café lo puedo solucionar de inmediato, lo demás, te lo quedo debiendo, pero si gustas puedo pedir un pastel, el que quieras.
-¿Y si hacemos uno, no me quedan tan mal, qué opinas, me ayudas?
Un Omar bastante incrédulo se puso de pie de inmediato.
-Bueno, solamente me daré una ducha y vengo chef Kent, lo que usted ordene.
Omar se dio una ducha rápida, con una camiseta blanca y una pantaloneta bastante sport en color negro, estaba listo para la cocina.
Cuando ese espectacular hombre apareció, Marian no pudo disimular lo bien que se veía, realmente la había dejado con la boca abierta, la chica ya había buscado todos los ingredientes en la cocina, estaba lista para comenzar a hornear.
-Este era el pastel preferido de mi padre, dijo Marian con nostalgia.
Ayúdame con lo que necesitamos, un tazón, una batidora y unos vasitos para medida.
Marian comenzó como toda una profesional, mientras que Omar batía los ingredientes, ella iba agregando las chispas de chocolate.
En menos de una hora estaba el pastel en el horno.
-Bien, ahora sí, elegimos una película y listo, dijo Marian.
Omar la miraba incrédulo, de cómo una mujer podía ser tan única y especial, él le había hecho daño y ahí estaba esa mujer horneando un pastel y pidiendo que buscara una película.
-¿Cómo puedes ser así Marian, cómo lo haces?, preguntó él mirándola a los ojos.
-Simple, me caes bien algunas veces, dijo ella riendo, espero te guste el pastel, creo que para después de almorzar estará listo.
Cada uno se acostó de un lado del sofá, los pies de Marian llegaban casi al pecho de Omar y los pies de Omar, sobrepasaban la cabeza de Marian.
-¿Bien, que quieres ver?
-No lo sé, tengo tanto tiempo de no estar en paz viendo una peli, en casa siempre estoy a la defensiva, algo puede pasar con Landon, así que elígela tu, sorpréndeme, dijo Marian.
Omar buscó una comedia, a ambos se les pasó la tarde, la hora del almuerzo y de más, estaban entretenidos, en algún momento Omar se levantaba y llevaba unos chips y algún refresco, para “picar” mientras estaba la película.
El teléfono de Marian volvió a sonar.
-¿Cómo va todo?
-Hola Landon, bien, estaba viendo una película, acá son las doce de la noche, dijo Marian poniendo diez horas más por el cambio de horario, en este momento iba a dormir, caigo de sueño.
¿De verdad estás en Bolivia Marian?
-¿Landon, donde diablos crees que estoy, metida en la empresa trabajando hasta tarde, por favor, estoy agotada, mañana el día está muy comprometido, volar en un jet privado no es la gran cosa, mi jefe no deja que duerma durante el viaje y eso gracias a ti que me querías dentro de las empresas Vitale.
-Bueno ya, solo eso faltaba que me culparas por eso, ya duérmete, dijo Landon colgando.
Omar miró a Marian, quien era más que visible que se sentía mal por mentir de esa manera.
Él no dijo nada, solamente la miró sintiéndose un poco mal por ella.
Marian se levantó del sofá en donde estaba, no dijo nada acerca de la llamada con Landon, tenía el altavoz encendido, ella no tenía nada que ocultarle a Omar, total, le había dejado claro a él que apoyaría y que se ayudarían para vengarse de Landon y de lo que había hecho a los padres de Omar y a su abuelita.
Fue a la cocina, sacó el pastel, lo llevó a la mesa.
¿Qué quieres tomar con el pastel? Preguntó Marian.
Omar se levantó y fue directo al refrigerador, tomó un vaso de leche, puso un jugo de manzana para Marian, ya que en algún momento la había escuchado decirle a Naty que era su bebida favorita, desde ese día no falta el jugo de manzana en el refrigerador de aquel apartamento.