Capítulo 25: Deuda
El día comienza con un peso extraño en el aire. Apenas amanece, ya siento la tensión apoderándose de cada parte de mi cuerpo. Liam abre los ojos un poco tarde, y noto de inmediato que está más apagado que hace días.
No tiene la energía que un niño de su edad debería irradiar. No me pide dinosaurio, su juguete preferido, ni tampoco hace la pregunta habitual sobre su hermana, solo me mira con una sonrisa débil que me parte el corazón en dos.
Harry entra a la habitación acompañado de una enfermera. Saluda con amabilidad y cortesía, pero su expresión cambia al examinar a mi hijo.
Observa sus signos vitales, revisa el color de su piel, escucha con el estetoscopio su respiración. Cuando levanta la vista, sus ojos me atraviesan. No dice nada en voz alta delante de Liam, pero lo entiendo: no podemos seguir esperando.
Siento un escalofrío recorrerme la espalda.
Horas después, mientras las enfermeras acomodan a Liam para otro chequeo, estoy sentada frente a un escritorio en