Capítulo 16. La habitación de Cássio
Cássio apretó la mandíbula. No necesitaba nada de ella. No quería. Pero ahí estaba… avanzando con dolor a la cama, contenido.
Con esfuerzo, Olivia consiguió sentarlo en la cama, Corrió al baño por un botiquín y regresó con rapidez. Sus manos temblaban, pero no por miedo, sino por la intensidad del momento.
Cuando se arrodilló frente a él, en medio de sus piernas, Olivia supo que no podía curarlo si… Dios, sus mejillas se pusieron rojas.
— Voy… voy a tener que… quitarte la camisa — sugirió en un tono ligeramente ronco. Como si esa sola idea la descolocara en todos los sentidos.
Cassio apartó la mirada, con las facciones tensas. No dijo nada. Olivia tragó saliva y comenzó a desabotonar la prenda, botón por botón, consciente de cada roce, de cada centímetro de piel que se descubría. El calor subió por su cuerpo como una llamarada que ni supo cómo detener.
Cuando la camisa cayó al suelo, vio la herida en su costado. No era superficial: la piel estaba abierta, y la sangre aún manaba. Olivia