Capítulo 28. La verdad de estrella.
Capítulo 28. La verdad de estrella.
El despertar de Olivia fue lento, como emerger de un sueño demasiado profundo. El aire olía a jazmín y madera pulida. El crujido lejano de un reloj marcaba el paso del tiempo, constante, suave. Abrió los ojos apenas, con la luz filtrándose a través de unas cortinas blancas que se mecían con el viento.
Lo primero que vio fue un techo alto, decorado con molduras. Lo segundo, la sonrisa cálida de una muchacha de cabello oscuro y ojos vivos que la observaba con alivio.
— ¡Al fin! —dijo la joven, dejando la bandeja que traía en la mesa de noche —. Gracias a Dios despertó. Soy Francisca… aunque todos me llaman Kika.
Olivia parpadeó, confusa. Sus labios secos intentaron formar palabras, pero apenas salió un murmullo.
— ¿Dónde… estoy?
— En la hacienda de mi patrona. Uno de sus hombres la encontró en el camino, desmayada, con fiebre. Ha estado aquí, en cama, varios días. Voy a avisarle que despertó.
Kika salió ligera como un rayo. Olivia se incorporó con esfu