Mundo ficciónIniciar sesiónVerónica me encontró en el patio de entrenamiento al amanecer, antes de que los demás guerreros hubieran siquiera despertado. Llevaba su armadura de combate—cuero reforzado con placas de metal que brillaban con un tono dorado bajo la luz temprana—y una expresión que no admitía argumentos.
—Hoy vas a aprender a no morir— anunció sin preámbulo—. No a atacar. No a impresionar. Solo a sobrevivir.
Ash, que me había seguido como siempre, se sentó obedientemente junto a la pared, sus orejas alerta pero su cuerpo relajado. Había aprendido a reconocer cuándo el entrenamiento estaba a punto de comenzar.
—¿No morir suena como un buen plan?— respondí, tratando de aligerar el ambi







