Mundo ficciónIniciar sesiónLa luna llena observaba desde su trono celestial mientras Vex y yo nos quedamos en el balcón, la celebración todavía resonando detrás de nosotros en el gran salón. Los últimos invitados finalmente habían comenzado a retirarse, sus voces amortiguándose hasta convertirse en murmullos distantes.
—Es hora— dijo Vex suavemente, extendiendo su mano hacia mí.
Sabía a qué se refería. La ceremonia pública había terminado, pero faltaba la parte más privada. La más íntima. El marcado.







