Cassie
Desperté con el corazón palpitando antes de que mi cuerpo supiera por qué.
No fue un sueño lo que me sacudió. No. Fue un instinto. Una punzada aguda en el centro del pecho. Como si alguien me hubiera llamado sin pronunciar mi nombre. Como si mis huesos lo hubieran escuchado antes que mis oídos.
Entonces, la vi.
Sobre mi almohada, con la ternura de un secreto y la crueldad de una memoria enterrada, estaba la flor. Una flor de luna. Seca, pero intacta. Como si el tiempo la hubiera esperado para este momento exacto. Para este despertar exacto.
La toqué con los dedos temblorosos. Era imposible. Inconfundible.
Solo Damon.
Solo él sabría.
La tomé como quien recoge el corazón de alguien, sabiendo que está mal… pero haciéndolo igual. Me la acerqué a la nariz. Y por un segundo, uno fugaz y maldito, sentí su aroma. Su presencia. Su esencia adherida a los pétalos. Como si él aún estuviera ahí, mirándome dormir como solía hacer antes… cuando creíamos que el amor podía salvarnos.
Mi gargant